Cualquier aventurero que se precie sabe que Sierra nunca tuvo miedo en hacer experimentos raros con sus juegos. A veces obteniendo resultados más que aceptables (como aquellos híbridos de aventura con RPG, la saga Quest for Glory), y otras que resultan en productos más que olvidables. El juego que nos ocupa hoy no se encuentra en ninguna de las dos categorías, y explicaré por qué.

"Phantasmagoria" fue publicado en 1995, es decir, cuando las FMV ("Full Motion Video", o lo que es lo mismo, actores reales en vez de personajes animados) estaban en pañales. Es por eso que quizás se le pueden perdonar ciertas cuestiones específicas, como por ejemplo que ocupe 7 CDs, o que la resolución de los videos sea mínima. Otros detalles, sin embargo, no serán tan fácilmente excusables.

El argumento es un cliché de principio a fin: una pareja, Adrienne (que por cierto, es escritora, aunque personalmente pienso que no tiene personalidad ni para ser una ameba) y Donald Gordon (fotógrafo y mal actor), adquieren una mansión con toda la pinta de estar embrujada. La pareja es feliz, suelta frases ñoñas y tienen sexo en cuanto tienen un par de minutos libres. Pero sucede que Adrienne, desesperada, como cualquier mujer, para revisar la casa nueva, muy descuidadamente deja libre a un espíritu malvado que se mete en el cuerpo de su marido y lo convierte en, por supuesto, una criatura malvada. Y de ahí en más es lo mismo de siempre: descubramos qué pasó en esta mansión y de paso veamos cómo liberar a Donald de su maldición. Cuando digo que el argumento es un cliché lo digo en serio, todo se va desarrollando en un orden específico y no hay absolutamente nada que pueda sorprender al jugador, quien, conocedor de historias de fantasmas, vaticina qué está pasando y cómo va a terminar el juego a las pocas horas de haberlo empezado.

El juego, como dije, consta de 7 CDs y, por tanto, está dividido en 7 capítulos, que transcurren en una semana (en la cual Adrienne usa la misma ropa, y por lo tanto la actriz que la interpreta también lo hizo durante todas las semanas de filmación). Se nos promete sangre, misterio, suspenso y bla bla bla. Sangre hay, básicamente centrada en aquellos videos en donde vemos unos asesinatos, que son, por cierto, lo más interesante que tiene para ofrecer este título y lo único que recordarán una vez que lo hayan terminado. Estos asesinatos se presentarán casi todos en un mismo capítulo, porque "Phantasmagoria" sufre un error: no cuenta la historia de forma eficaz. El primer capítulo es, por supuesto, la introducción de la historia, y también la complicación. Pero luego no sucede prácticamente nada hasta el quinto. El sexto directamente te tira toda la información sobre lo que pasa y el séptimo es un festival de gore. Pero esto tiene una explicación: la historia fue creada por Roberta Williams. No me apedreen, a mí me gustaron los Laura Bow, pero todos sabemos que ella, si bien consiguió muchos méritos, no es la mejor cuentacuentos de la historia, especialmente si la comparamos con otros trabajadores de Sierra como Jane Jensen. Pero sucede que este fue uno de los puntos más fuertes en la publicidad del juego: que Roberta, conocida mayormente por las historias fantásticas de King's Quest (y de otras aventuras conversacionales anteriores), se haya puesto a escribir una historia de terror que supuestamente bebe de Stephen King y de Edgar Allan Poe. Tomar a esos dos pilares del terror como influencia es ciertamente una declaración arriesgada si luego el producto final no le llega ni a los talones a cualquier texto de esos escritores, y, lamentablemente, es el caso de "Phantasmagoria", que termina siendo una historia ya vista cientos de veces, bastante mal contada y que no aporta nada nuevo.

Pensarán que utilizaré el viejo recurso de "es un juego viejo así que no se le puede pedir mucho", ¿eh€ Pues no. Es cierto que es viejo, pero no es excusa. Sierra nos habrá acostumbrado mal, pero los dibujos de sus juegos fueron sobresalientes en la mayoría de los casos. Pero no en este. Como dije al comienzo, el juego tiene actores reales, y estos se mueven en fondos prerenderizados de colores pastelosos que dejan muchísimo que desear para ser fondos de esta empresa. El contraste es demasiado notorio, lo que le da una estética que no mola un pelo. Ni hablar de que se dejaron varios píxeles azules en las animaciones de los personajes, lo cual termina de completar unos escenarios de bastante mal gusto. De todas formas, técnicamente hablando, tengo que sacar la excusa del comienzo: el ser un juego del '95 y utilizar una técnica tan subdesarollada, hace que el juego revele sus años rápidamente: usa una resolución de 640x480 y 256 colores; los videos tienen una resolución mucho menor y, para colmo, están tan poco comprimidos que es por ese motivo que el juego ocupa 7 CDs. Si el juego fuera reeditado en nuestros tiempos, ocuparía 2 CDs cuanto mucho.

Por un lado está la música, que es en formato MIDI (excepto por el tema principal). No deja de ser llamativo que un juego con tantos CDs (que por cierto tienen una buena cantidad de videos que en el juego no se utilizan) decida no asignar unos cuantos MB más a las melodías, que, sin llegar a ser demasiadas, podrían haber estado en un formato como WAV. La música en sí es correcta sin más, pero no deja de ser MIDI y eso contrasta en un juego que está (estaba) tan a la vanguardia de la tecnología.

Antes de hablar de las voces es necesario comentar que el juego está íntegramente en inglés, sin siquiera subtítulos. El problema con las voces, y con los sonidos en general, es que no intentan ocultar que todo está siendo grabado en un estudio, por lo tanto todas las conversaciones tienen como una reverberación que nos translada inmediatamente al galpón en donde hayan filmado los videos.

La interfaz es muy parecida a la de Gabriel Knight 2, es decir que con un clic lo hacemos todo, no existen los verbos. En la parte inferior de la pantalla tenemos el inventario, que tiene 8 lugares para guardar objetos. A la izquierda tenemos una calavera que nos va tirando pistas a medida que las pidamos, y a la derecha tenemos un ojo con el que podemos observar los objetos en modo 3D (lo cual era otra de las características innovadoras en aquel entonces). En el centro tenemos un botón que nos lleva al menú de opciones, en donde podremos ajustar algunos parámetros como puede ser el tamaño de los videos (al ponelos en pantalla completa éstos se estiran, con lo cual se hacen más pixelados especialmente por no tener el entrelazado que sí tenía Gabriel Knight 2). El sistema para guardar las partidas es curioso: cuando comenzamos a jugar debemos crear un perfil nuevo, y luego las partidas se guardarán en ese perfil, usando siempre la misma posición, es decir que no podremos guardar la aventura en distintos puntos para poder revisitarlos. De todas formas, si tienen ganas de rejugar algún capítulo en particular, lo único que hay que hacer es crear un perfil nuevo y elegir por dónde queremos empezar. Porque eso es lo curioso: desde la primera vez que abrimos el juego ya podemos empezar a jugar por el último capítulo.

El juego no presenta puzzles complicados. Todo lo contrario, la mayor parte de ellos se pasa por intuición. Y no porque sean terriblemente lógicos (ya me dirán por qué Adrienne no puede romper una pared usando un martillo pero sí un abridor de cartas) sino porque no hay muchas cosas que hacer. Y en caso de no saber qué hacer, siempre está esa útil calavera que, afortunadamente, no suele dar una solución completa sino que ofrece algunas pistas. De todas formas sigue con la tradición de Sierra, esa de poner un puzzle jodido en el final del juego. Aunque en este caso no se trata de un solo puzzle sino de una sucesión de ellos que deben realizarse en un orden específico o sino morimos una y otra vez. En esa cadenas de puzzles, por cierto, existe un dead-end. El típico "si te olvidaste tal objeto no terminas el juego", lo cual resulta en algo terriblemente molesto siendo que, como dije en el apartado anterior, tenemos una única posición para guardar la partida, en cuyo caso no nos queda otra opción que comenzar desde un capítulo anterior.

La duración es otro cantar. Yo suelo llamar cariñosamente a este juego "el devorador de CDs", porque los capítulos se pasan en unos cuantos minutos y constantemente se nos pide el CD siguiente. En especial en el último capítulo, que se nos pide CDs anteriores. Pero en fin, que es un juego que puede terminarse en unas 5 horas, por decir algo. Muy poco si pensamos en la cantidad de capítulos.

Hasta ahora vengo diciendo todas las cosas malas de este juego, que son ciertamente muchas. Y me dejo otras, como por ejemplo que los actores, especialmente los dos protagonistas, por momento parece que transformaran el juego en un concurso de "a ver quién actúa peor", y empatan. O que en un punto nos encontramos con dos personajes que son lo más idiota y poco interesante jamás visto, que se ofrecen a limpiar la inmensa mansión pero en ningún momento deciden limpiar su propia cara llena de tierra. Sí, el juego tiene muchísimas cosas para criticar. Pero al comienzo del artículo dije que este juego no es un juego olvidable, y tengo razón: es una frikada maravillosa. Todos estos puntos flojísimos que ennumeré se traducen a un experimento que salió mal, pero que no deja de ser de lo más curioso y que cualquier aventurero debería probar. Porque es un juego de Sierra, al fin y al cabo, especialmente creado en una época en donde la empresa todavía sabía lo que hacía. Así que, por más que pueda seguir criticándolo, en el fondo es un juego que me atrae (ya lo jugué dos veces, oigan) por algún motivo, y no puedo entonces dejar de recomendarlo.

Escrito por Radiobuzz

Publicado el 16 de junio de 2006

© 2006 La Aventura es La Aventura