Es difícil escribir una introducción cuando se quieren contar tantas cosas de un juego. No esperaba mucho de los lanzamientos de Navidades, las últimas aventuras gráficas no me absorbían tanto como antes, y justo en el momento en el que estaba pensando en dejarlo todo por la acción, apareció "The Black Mirror": corte clásico, buen guión, buenos gráficos y puzzles bien pensados.

Desde el principio envuelve, engancha. Es de esos juegos en los que piensas para llegar a casa con la bolsa llena de refrescos y chocolatinas varias con la perspectiva de una noche interesante.

Samuel Gordon regresa al castillo "The Black Mirror" para acudir al funeral de su querido abuelo, con el que mantenía una muy buena relación a pesar de llevar años sin verse. Aunque toda la familia está convencida de que fue un suicidio, Samuel no lo tiene tan claro y decide remover cielo y tierra para conocer la verdad. Pero no siempre la verdad es la que queremos oír.

Las capturas de pantalla hablan por sí mismas, los escenarios están llenos de detalles.
La ambientación es el punto fuerte de la aventura. Casi todo es oscuro, tétrico e inquietante. Está cuidado hasta el más mínimo detalle: desde la sombra que proyecta un personaje hasta unas polillas dando vueltas a un farol, o unas gotas de lluvia entrando por la ventana y formando un charco en el suelo.

Me ha hecho bastante gracia un hecho en concreto: cuando llueve y Samuel tiene que salir, se pone la capucha. Puede parecer una tontería, pero cosas como esta otorgan realismo al juego.

El castillo está lleno de cuadros, esculturas, figuras extrañas, recuerdos. Las diferentes localizaciones a las que acudiremos mantienen ese tono tétrico: en la iglesia hay raras esculturas y el propio jardín de Black Mirror se torna siniestro al anochecer.

La parte menos buena son los personajes. Se ven poco trabajados y, aunque los movimientos no son del todo malos, se podría haber hecho algo mejor. Sorprende un poco ver a un personaje así en un escenario tan perfecto, y más después de habernos acostumbrado a Kate Walter o a April Ryan, tan bien modeladas.

Son también de destacar las muchas localizaciones por las que la aventura nos irá llevando, todas distintas, todas con sus detalles y ambientes propios, algunas con un evidente tono inquietante.

El sonido es uno de los puntos que otorgan realismo al juego. La música sólo la oiremos en algunos momentos concretos, pero los efectos sonoros nos acompañarán a lo largo de la aventura sorprendiéndonos en la mayoría de las ocasiones. Hablemos primero de la música.

Por lo general podemos decir que es buena. La que escuchamos en el menú principal es tan inquietante como los gráficos del juego. Ya en la piel del personaje, la escucharemos en momentos concretos, por ejemplo en los videos o cuando realicemos algún hallazgo desconcertante.

Los efectos de sonido son otro cantar. Raro es el momento en el que no escuchemos alguno. Hay efectos para todo, incluso cuando entremos en la cocina de Black Mirror oiremos cómo se está friendo algo. Un recorrido por los escenarios nos descubrirá el buen trabajo realizado por Future Games.

Los actores escogidos para cada personaje también están bien seleccionados, cada uno con su acento y con su manera de hablar, acorde con su personalidad. Me pareció reconocer la voz del actor que hacía de recepcionista del club en el Gabriel Knight 2, pero aún no he podido demostrarlo.

Manejaremos a Samuel con el ratón y con el método point and click. Cuando podamos interactuar de alguna forma con un objeto, bien sea observándolo o manipulándolo, el cursor se pondrá de color rojo. Al principio, cuando ya no podamos hacer nada más con algún objeto, el cursor volverá a su estado normal al pasarlo por encima, pero a medida que avancemos en el juego esta �?�facilidad�?� desaparecerá.

Por una parte es algo que puede ser útil ya que facilita la aventura de algún modo, pero por otro resulta bastante fastidioso querer mirar un objeto varias veces y no poder porque ya se ha examinado una vez y el cursor ya no se pone de color rojo.

Samuel sufre el síndrome Kate Walter: camina mucho pero avanza poco. En algunas zonas no nos importará, ya que disponemos de un mapa con el que movernos rápidamente y también del pequeño truco de hacer doble click en una salida para no tener que esperar al protagonista, pero si nos tenemos que recorrer un escenario grande acabaremos rezando por que llegue al otro extremos de una vez.

Los puzzles son muy buenos y de todo tipo. Nos encontraremos con los de siempre (interactuando con objetos y personas) y con los de tablero. Estos últimos son los que presentan quizá una mayor dificultad y una mayor frustración a medida que vemos que no los resolvemos. Si la aventura no fuese tan emocionante probablemente dejaríamos de jugarla al ver alguno de estos juegos.

En general la dificultad es media y está muy bien ajustada, ya que a medida que avancemos en el juego éste irá haciéndose más complicado.
Hay también pequeñas pruebas que hay que resolver rápidamente o de lo contrario nos quedaremos sin Samuel. Por suerte la dificultad es mínima en estos casos y si no las pasamos a la primera, lo haremos al segundo intento.

He encontrado lo peor que se puede encontrar un aventurero (léase con música tenebrosa de fondo): el Dead-End.
Sólo he localizado uno y es bastante evidente, pero si no hemos salvado la partida en el momento justo, probablemente desesperemos.

Otra nota negativa son los objetos que en un determinado momento no podemos usar (no se pone el puntero en rojo) y un poco más tarde sí. Despista bastante y sobre todo molesta recorrer una y otra vez los escenarios y ver que la solución es tan simple como eso.

Hay también un pequeño laberinto, no hace falta preocuparse mucho por él ya que es fácil de resolver y muy interactivo. No nos limitaremos simplemente a recorrer una y otra vez los mismos caminos intentando salir (estoy recordando la pesadilla de Igor: Objetivo Uikokahonia), sino que es un escenario con sus propios puzzles.

En ocasiones los personajes cuando Samuel solicite algo, le pedirán que vuelva más tarde. Samuel tiene que volver más tarde obligatoriamente o no conseguirá nada, el tiempo puede emplearse dando vueltas sin sentido o aprovechando para descubrir cualquier otro detalle.

Una última nota: Samuel puede morir, pero de muertes lógicas y que se ven venir. De cualquier forma es conveniente salvar a menudo por lo que pueda pasar.

Como he comentado ya, la dificultad es media y está muy bien conseguida en cuanto a que al principio de la aventura no nos encontraremos con apenas problemas, sino que aparecerán a medida que juguemos. Los puzzles son de todo tipo, desde los clásicos de siempre hasta los más complicados o �?�de tablero�?�, perfectamente integrados en el juego.

Quizá lo más complicado es detectar el dead-end o los objetos que en un determinado momento no se pueden usar y según qué acciones ya estarán disponibles.

Cuando Samuel obtiene algún dato piensa en alto, dándonos pequeñas pistas que harán más fáciles algunas partes del juego y nos ayudarán a conocerlo mejor.

"The Black Mirror" es una muy buena aventura, y como muchos dicen, apunta a ser un clásico. La duración es buena, el guión es bueno, los gráficos son buenos�?� no hace falta seguir. Sin duda gustará a todo el mundo, y más a los que echábamos en falta juegos de este tipo.

Escrito por Samain

Publicado el 28 de febrero de 2004

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